4 de December de 2009
La semana pasada tuvimos la oportunidad de ir a Tequila, tierra de donde es originaria la bebida tÃpica mexicana. En el camino desde Guadalajara, se observan las plantaciones del agave azul, el cactus que hace posible la producción y que da un tono caracterÃstico al paisaje de la zona.
Gracias al Consejo Regulador del Tequila, pudimos hacer un recorrido por la productora José Cuervo, la empresa más antigua de Latinoamérica, que lleva doscientos cincuenta años produciendo lo que en un principio se conocÃa como vino mezcal.
La compañÃa fundada antes de la independencia mexicana realiza un tour donde explican el funcionamiento de la planta y los diferentes tipos de tequilas. Después de que el agave haya crecido al sol entre ocho y diez años, se lo jima -se le cortan los brazos- para quedarse sólo con la piña semi enterrada que se mete en hornos sellados hasta extraer el azúcar, que se fermenta y destila dos veces.
El tequila blanco (el transparente) es el que queda luego de la segunda destilación, llamada rectificación. Los reposados y añejos (de colores ámbares o dorados) se obtienen después de madurarlos en barriles entre dos meses y varios años. Los jóvenes se consiguen mezclando distintas variedades.
Al final del recorrido ofrecen una cata, para aprender a apreciar sus diferencias. Y para beberlo, nada de sal, shot de tequila y limón, invento de Hollywood para algunos. Según la gente de Jalisco, se lo debe tomar de a besos, poco a poco y saboreando el gusto.
Como es una bebida con denominación de origen, sólo pueden etiquetarse como tales aquellos hechos en unas zonas especÃficas y que contengan como mÃnimo un 51% de azúcares provenientes del agave. Aunque al ser producido desde tiempos remotos, existe todo un mercado más artesanal que lo crea en condiciones más variadas y que lo vende en las calles.
Pero no todo es tequila en Tequila. El Consejo Regulador, además de promover el consumo responsable de alcohol, busca resaltar otros factores de la región, como las artesanÃas producidas exclusivamente por mujeres, las posibilidades de subir al volcán de la zona, de hacer rappel, de cabalgar, o de visitar las construcciones arqueológicas de Teuchitlán, unas pirámides escalonadas redondas.